Un día nació un nuevo compañero en la cabeza, pero era diferente a los demás ¡Era blanco! Todos lo miraban con despreció. Él se sentía muy mal mientras todos los demás cabellos se burlaban del él. Con el paso del tiempo se encontró con un amigo, pero lo malo era que estaba en la otra punta, muy lejos de él. Mario (el dueño de la cabeza) fue a la playa y se tumbó en una toalla, todos los cabellos estaban de desesperados se podían quemar, menos mal que despertó. Meses más tarde la cabeza de Mariano se volvió completamente blanca. Y se echó un tinte. Cuando los cabellos se dieron cuenta recordaron el pasado, ahora tenían algo pringoso en el pelo. Y entonces hicieron las paces unos con otros.
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