La escritora chilena Gabriela Mistral en esta ocasión hace una versión en verso de un fragmento del cuento clásico Blancanieve de los hermanos Grimm. Específicamente, se trata de la escena del encuentro de los siete enanitos con la protagonista. Esta versión en verso, hace que releamos de una manera nueva y encantadora este cuento y tanto adultos como niños y niñas, podrán volver a disfrutar esta clásica historia. Esta versión en verso de este cuento, se une a las versiones que realizó Gabriela de La Caperucita Roja, La Bella Durmiente del Bosque y La Cenicienta.

Yo soy un gorila. Un gorila del Congo. Mi nombre es Bolinga, que significa: "gorila encantador amigo del hombre". Así comienza Bolinga a contarnos sus aventuras desde que cayó en la trampa de unos cazadores hasta su llegada al zoo de Madrid y cuál es su opinión sobre los niños y los mayores que lo visitan.

Taja-Orejas, el jefe de las ratas de agua, ha logrado acabar completamente con el río y con todos sus habitantes: «¡Adiós, Buldo, globo maltdito!», exclama encantado. Pero nunca hay que despreciar tan rápidamente la inteligencia de nuestro pequeño pez. Enfrentándose al peligro, Buldo llama a las escuadrillas de murciélagos y aves, sus aliados: «¡Despreciables ratas..., ha llegado la hora de que se pongan a temblar!»

¿Qué harías tú si te separasen de un ser querido? Seguro que no te importaría recorrer medio mundo con tal de volver a reunirte con esa persona. Eso fue lo que hizo Tan el orangután cuando unos cazadores furtivos se cruzaron en el camino de Tana la orangutana. Tan tuvo que hacer tratos con una banda de contrabandistas, estuvo a punto de caer en manos de una tribu de caníbales, esquivó a los temibles Escorpiones... Y es que, además de divertida y chispeante, en el fondo esta es una historia de amor.

Un día nació un nuevo compañero en la cabeza, pero era diferente a los demás ¡Era blanco! Todos lo miraban con despreció. Él se sentía muy mal mientras todos los demás cabellos se burlaban del él. Con el paso del tiempo se encontró con un amigo, pero lo malo era que estaba en la otra punta, muy lejos de él. Mario (el dueño de la cabeza) fue a la playa y se tumbó en una toalla, todos los cabellos estaban de desesperados se podían quemar, menos mal que despertó. Meses más tarde la cabeza de Mariano se volvió completamente blanca. Y se echó un tinte. Cuando los cabellos se dieron cuenta recordaron el pasado, ahora tenían algo pringoso en el pelo. Y entonces hicieron las paces unos con otros.