El viejo Ebenezer Scrooge es un egoísta incorregible que explota a su empleado y nunca piensa en los demás. Pero una Nochebuena se le aparecen varios fantasmas que le hacen entender que el mundo está lleno de personas necesitadas de su ayuda y de su afecto..., y el corazón del viejo avaro se transforma para siempre. Edición adaptada del Cuento de Navidad de Dickens. Buena traducción e ilustraciones.

Rosita pasa gran parte del día con su madre en el puesto de golosinas y chucherías de la familia que, de feria en feria, recorre los pueblos. Para ella, es un mundo fantástico que despierta su insaciable curiosidad.

Número cien es la única tortuguita de sus hermanas que logra escapar al mar tras romper el cascarón. Pero en las profundidades del océano es todo nuevo, y la tortuga no sabe muy bien qué es lo que tiene que hacer.

¡Cuántos problemas! Además de Sussy, los Siete Secretos tienen también que cuidarse de Binkie, una amiga de ésta que escribió una poesía para burlarse del Club. ¡Qué par de antipáticas! Quieren entrometerse en el nuevo trabajo de los Siete Secretos: ayudar a la señora Bolan, la vendedora que les regaló buñuelos en la feria y que luego lo perdió todo en un incendio. Nuestros amigos limpian el antiguo carromato del pastor Matt para la familia Bolan. Sin embargo, no fueron ellos los que desnudaron al espantapájaros, ¿quién podría querer aquella ropa vieja? ¿Era una trastada de Sussy y Binkie para culpar al Club? A este misterio se suma otro: ¡un robo! Mucho tienen que investigar los Siete Secretos

Todo parecía listo para la cena navideña con mi familia. En cambio, pobre de mí, ¡qué Nochebuena tan increíble me esperaba! Recogí cientos de miles de quesitos al chocolate, un tráiler me aplastó la cola, y mi casa prendió fuego. Pero ¡cuántos roedores me ayudaron! Sí, en Navidad todos nos sentimos más buenos. ¡Qué bonito sería que ocurriera lo mismo todo el año!