Hubo un tiempo en que el imperio español se extendía amenazante por el mundo. Los artistas más famosos estaban al servicio de la corte y había uno que destacaba entre todos: Diego Velázquez. Hábil cortesano, cristiano fiel y caballero prudente, Diego era el pintor favorito del rey. Sólo él era capaz de reproducir la naturaleza con una maestría inimitable, emocionante y ¡real!

¿Te ha perseguido alguna vez un... ¡brrr! Tiranosaurus Rex? ¿Ta has perdido en alguna ocasión en el desierto en busca de la pirámide de Keops? ¿Y has intentado asediar un castillo medieval? ¡Yo sí, y cómo! Todo empezó así, precisamente así: el profesor Voltio me invitó a partir en un Viaje en el Tiempo con mi familia. ¡Diplodocus, estegosaurios y bosques prehistóricos! ¡Momias, faraones y pirámides! ¡Castillos, caballeros y damiselas! ¡Ah, cuántas morrocotudas aventuras me esperaban a través del tiempo...!

Queridos amigos roedores, ¿te acuerdas de mis viajes en el tiempo? Esta vez, el profesor Voltio nos ha llamado a su laboratorio secretísimo para enseñarnos su último invento, ¡la puerta del Espacio-Tiempo! ¡Con sólo cruzarla hemos llegado a nuestro destino! ¡Cuántas aventuras! Hemos visto mamuts y conocido a filósofos de la Grecia antigua y genios del Renacimiento... ¡Qué emociones tan superratónicas!

Alberto siempre se apunta las historias que le cuenta su abuelo en una libreta que le trajeron los Reyes. Porque, ¡caray!, su abuelo sabe mil historias de todo tipo. Algunas hablan de nubes, otras de piratas, otras de duendes y otras de ogros. Pero las que aquí nos cuenta el abuelo de Alberto hablan de...

En Petrópolis está a punto de comenzar la competición más superratónica de la prehistoria: una carrera hasta la Bahía de los Mosquitos para abastecer de guindillas la fábrica de quesos de Felicia Quesopocho. ¿Lograrán llegar a la meta Geronimo Stiltonut y su perezoso trotosaurio sin extinguirse por el camino?