En medio de un bosque, en una bonita cabaña viven un Gato, una Ardilla y un Pato. Cada día hacen sopa de calabaza para cenar: el Gato trocea la calabaza, la Ardilla remueve la sopa y el Pato le pone la sal. Viven los tres muy felices, teniendo cada uno su tarea diaria. Pero un día el Pato decide cambiar los papeles, y se arma un gran lío entre los tres amigos...

Una amiga de la escuela ha invitado a Teo a pasar un fin de semana en su casa con su familia. Teo va encantado porque, además, la familia de su compañera es de otro país. Con ellos, aprende las costumbres y cultura de ese país. Es una experiencia inolvidable para Teo.

En el norte de Chile se celebran las festividades del carnaval donde se agradece a la madre tierra, todo lo que nos proporciona. Junto a su madre la pequeña Nakara ayuda en los preparativos de la fiesta, solo le preocupa que al otro día tendrá que bailar en el carnaval con sus sandalias ya usadas porque su mamá no podrá comprarle unos zapatos nuevos. Ella le dice a su mamá que no se ponga triste, antes de dormir la víspera del carnaval. La madre le cuenta una leyenda que le contaba su abuela, la leyenda de las wara wara. Según la leyenda las estrellas que caían eran doncellas que venían a bañarse a las solitarias lagunas del altiplano. Esa noche Nakara soñó con las wara wara, las vio con sus brillantes vestiduras y el día del carnaval bailó como nunca. Además de la bella falda que su mama le confeccionó, lució los relucientes zapatos que le dejo una de las wara wara.

Cuando llega la hora de la siesta, Rito haría lo que fuera por no ir a dormir. Sin embargo, no hay nada tan agradable como tumbarse tranquilamente en una cama mullida y despertarse en plena forma, devorar una exquisita merienda y correr al encuentro de los amigos.