Este libro nos muestra un conjunto de relatos en los que sus personajes principales son jóvenes intensos y soñadores. Son historias cargadas de nostalgia y melancolía, pero también con alegría y diversión. En ellas se suele recordar de manera emotiva momentos que de alguna manera marcaron la vida de los protagonistas. El autor propone un juego narrativo en el que lo real y lo fantástico se entremezclan a través de un lenguaje poético, pero siempre justo y preciso.

Selva es una niña diferente, su piel es azul y viene de un país en el que solo hay arena. Tiene una bicicleta oxidada y sin timbre, pero con una gran historia escondida en el sillín. Muchos años después, el protagonista recuerda cómo nació su amistad con Selva, la historia de la bicicleta y la gran aventura que vivieron juntos, cuando decidieron salir en busca del desierto. Bellos recuerdos que nunca le abandonan y que atesora en su corazón junto al sol de aquel lejano verano.

Mientras mira un álbum de fotos, un adolescente que está a punto de terminar la secundaria, recobra momentos inolvidables de cuando era estudiante de quinto básico con sus compañeros Cigüeña, Porcelana, Albóndiga, Migaja y Pan de Yuca, todos sobrenombres que usaban como jugadores de un equipo de babyfútbol. Dos hechos marcan el recuerdo: una final de un campeonato de fútbol y el robo de un corazón hecho de arcilla para la clase de educación artística. De ese modo, aparece el recuerdo de cómo una chica les quebró roles de género, cómo surgen los primeros amores y cómo la amistad, el amor y la equidad de género, empiezan a moldear sus vidas.

La corta vida de Ana no ha sido fácil. Sus padres murieron cuando era pequeña, y desde entonces ha tenido que vivir con sus dos rígidas y desagradables tías. Como si esto fuera poco, cuando está a punto de cumplir trece años se entera de algo que cambiará el rumbo de su vida. Un particular viaje es lo que impulsa a Ana a desentrañar las mentiras en torno a su origen y a encontrar su verdadera identidad.

La dueña de una famosa revista llamada Zonas Interiores manda hacer un reportaje a su hijo periodista acerca de tres modelos. Dos de ellas están muertas y una desapareció hace 10 años. Se las conocía como Cyrille,Jess y Vania y también como Las chicas de Alambre. En su largo viaje, les hace interrogaciones a muchos personajes pero ninguno aporta mucha información. Sin embargo, las sospechas crecen y el destino de Vania será un misterio que ahora habrá que responder.