Cuenta la historia de una convención de monstruos para votar por lo más repelente. En medio de la reunión aparece una dulce niñita que vende galletas, la que asusta terriblemente a los monstruos, hasta hacerlos huir llorando. La razón de la huida: un intenso olor a jabón, el mejor secreto anti-monstruos.

Este libro es una recopilación de cuatro cuentos con los que los autores le recuerdan a los niños que hay dentro de todos nosotros algunas ideas importantes que hemos perdido en nuestro viaje por la edad adulta. Sus protagonistas son un búho y un pato que no saben pronunciar lo que se supone que dicen los búhos y los patos, una cuclilla que buscaba hacer suyo el canto de otro pájaro, una pequeña mariposa que decide aprovechar al máximo el único día de su vida y una perrita lebrel atemorizada por todo. Escritos en clave de fábula, estos cuentos nos ayudan a identificar nuestros temores, nuestras inquietudes y nuestras dudas. Su lectura invita a la reflexión. Su mensaje es sencillo: si nos llenamos de amor, no dejamos espacio para el odio. Una enseñanza en apariencia sencilla, pero muchas veces también olvidada. Esta obra no se encuentra en el Curriculum en linea, ni en el catálogo CRA, ni en las dos Bibliotecas digitales más reconocidas.

A fines de un verano, Liu y su familia aonikenk (o tehuelche) partieron hacia el norte. La abuela Koonek, cansada de caminar, decidió quedarse y soportar el crudo invierno. Al llegar la primavera volvieron los pájaros, también Liu y su familia, quienes se encontraron con una gran sorpresa.

Jorge y Berto no son malos chicos. Lo que pasa es que les gusta animar las cosas de vez en cuando. Así, sin proponérselo, están a punto de hacer que un científico enloquecido y sin escrúpulos, a bordo de un robot gigantesco, se apodere del planeta entero... ¿Quién desbaratará los perversos planes del profesor Pipicaca? ¡Un nuevo trabajo para el Capitán Calzoncillos!

Una nave espacial ha aterrizado en el tejado de la Escuela Primaria Jerónimo Chumillas. Simultáneamente, Jorge y Berto han gastado el bromazo más gordo de su carrera al conseguir que las señoras que atienden en el comedor inunden la escuela de un pringue verde y viscoso. ¡El Capitán Calzoncillos debe entrar de nuevo en acción!